"Lost in translation" versión Calgary y protagonizada por Lali

28.10.07

Un buen día de verano, conocí a un chico en el super y empezamos a salir aunque el único problema es que Eric (quien casualmente cumple años el 26 de octubre) vive en Calgary, es decir, a $40 CND de donde vivo.


Como el viernes pasado fue su cumple, decidí pedir el fin de semana libre para lanzarme a la aventura de la celebración y hospedarme en algún motel para no tener que regresar el mismo día toda alcoholizada y también (he de confesarlo) para pasar más tiempo con aquel lindo individuo que solo veo 2 veces al mes o menos.


Hasta ese momento los planes se veían bien, ¿qué podía pasar teniendo a mi lado una tarjeta de crédito que me salvaría de cualquier emergencia y que me abriría las puertas a cualquier establecimiento que aceptara VISA? ¡oh pequeña viajera novata e ingenua!

El sábado tenía que estar en la parada a las 4:55 a.m. y como no quería perderlo, decidí no dormir y estar lista para salir con tiempo y llegar diez minutos antes para no "errarle" y aunque estaba congelándome por caminar a -6º al llegar a la estación, el camión ya estaba más que dispuesto para partir a la ciudad, pero el conductor no estaba cerca, el autobús tenía un letrero que decía Saskatchewaan y no sabía que pasaba así que me trepé sin preguntar.

En cuanto me senté, me quede dormida y cuando desperté, el camión ya había agarrado carretera y se me ocurrió preguntarle al señor del asiento de adelante si estaba en el camión correcto pero ¡sorpersaaa!... el viejito es sordo.

Con todo y mi maleta, me levanté a preguntarle al conductor si iba a Calgary y de repente frenó el camión de fregadazo e hizo que me tropezara y acabé estampada en el parabrisas, lo cual provocó la risa de aquellos que iban despiertos; sólo me limité a enseñarle mi boleto y me empezó a coquetear (sí, era un viejito... Laura y su pegue con los viejitos) después de burlarse de mis estupideces de subirme a un camión sin saber a donde va.

Finalmente me fui a mi asiento, me quedé dormida todo el camino y llegamos a Calgary a las siete y media y yo sin la más remota idea de que hacer, me fui a desayunar: una bolsa de Panditas y una botella de agua (llevaba la palabra "austeridad" como un "must").


En lo que planeaba que hacer y a donde ir, me dieron las ocho y tomé un taxi para ir al Super 8, un motel que me había recomendado Germán para este tipo de viajes cortos por ser "económico", considerando que solo cobran $100 CND la noche por persona.

Cuando llegué al motel, la recepcionista de acento hindú me dijo que no tenían habitaciones disponibles, pero que en los moteles de la cuadra de atrás había algunas, así que agarré mis cosas y llegué a uno que se veía de "mala muerte", pero con eso de mi poco presupuesto, no me importó y esperé media hora a que llegara alguien a la recepción pero como nunca apareció, seguí caminando y encontré un Econo Lounge, donde me dieron una habitación en el 4º piso y me fui de inmediato a dormir.


Desperté a las 12 y le marqué a Eric, pero como el señor traía el celular apagado, me fui a vagar al zoológico y de compras al mall donde está la tienda de West 49 para comprar una chamarra de invierno; aquel individuo por fin dio señales de vida y me pidió que nos viéramos a las seis y como apenas eran las cuatro, seguí paseando y mientras buscaba una buena foto del Bow River, me encontré pasando debajo de un puente lleno de vagabundos... algo así como un Tepito pero primermundista.

¡Solo Dios sabe porque soy tan estúpida y acabo en los lugares incorrectos en los momentos menos apropiados! porque en mi propósito de llegar al centro para tomar más fotos, estuve caminando por el barrio más bajo de Calgary y viendo una pelea callejera entre un vagabundo ebrio y un viejo; como pude, salí de ahí y al llegar a la fuente que le hace honores a los juegos olímpicos, me encontré una manada de punks que realmente daban miedo.


Tomé otras fotos, me regresé al hotel para dejar mis compras y Eric llamó para decirme que nos veíamos en la estación de tren de la Universidad de Calgary en 20 minutos, así que me arreglé y salí cual gacela a tomar el tren, pero nuevamente el karma se puso en mi contra: En el altavoz de la estación Banff, anunciaron que el tren tenía 15 minutos de retraso y al tratar de avisarle que iba a llegar un poco tarde me di cuenta de que mi celular se había quedado en mi habitación y honestamente, me dio flojera regresar por él... bien dice mi padre: "el flojo y el mezquino, dos veces el camino".

Al llegar a la estación de la universidad, lo busqué hasta por debajo de los ceniceros y no lo encontré y en ese momento me menté la madre y tuve que regresar por el celular para llamarlo y saber que pasaba; al ver a Macario (*), tenía como cuatro llamadas perdidas y 20 mil mensajes de Eric... después de tanta complicación, nos encontramos y como siempre, nos la pasamos super guay.

Vimos un par de películas, la suegra me hizo galletas, pláticas interesantes, intercambios musicales, un par de cervezas, foreplay y quickies, bar de jazz y finalmente, llegué al hotel a las cuatro de la mañana a sabiendas de que tenía que entregar la habitación en siete horas.


Apenas y dormí, pero a las once ya estaba pagando y entregando la llave; me fui a la estación de camiones con el fiel propósito de comprar mi boleto de camión antes de irme a seguir recorriendo el centro y ¡aquí es donde empieza lo bueno!


Me formé en la taquilla, pedí un boleto a Drumheller, entregué mi tarjeta de crédito y ¡buenos días Lali! la maldita tarjeta no pasó en ninguno de los intentos y únicamente me quedaba esperar un par de horas para ver si era un problema con el sistema o algo más intenso.


Le llamé a Joaquín para que me ayudara pero como siempre, se burló de mis desgracias y yo empecé a entrar en pánico aunque traté de mantener la cordura al realmente darme cuenta que me había metido en un verdadero problema: estaba varada y sin un quinto en la bolsa.


No tenía otro plan más que el llamado "Verdadera Emergencia" y a pesar de que incluye "ayuda paternal" y de que me había prometido solemnemente no ocuparlo durante mi estancia en Canadá, decidí llamar a mis padres y mandar un S.O.S. hasta México.

Todo estaba saliendo mal, mi celular ya solo tenía un cuarto de batería, así que tuve que escoger las llamadas "sabiamente" para que no se muriera en medio de la Operación: Rescatando a la Soldada Laura.

Mientras esperaba a que alguna solución me cayera del cielo, una señora (aparentemente amable) se sentó a mi lado, me pidió la hora y se soltó como tarabilla a contarme sus porblemas... sólo me faltaba eso, que una loca se desahogara conmigo mientras yo ya tenía suficientes cosas en que pensar estando sola, sin dinero y sin saber como regresar a mi pueblo infernal.


Después de un par de horas, el papá me habló al celular y me dio el número de su tarjeta de crédito; fui a servicios al cliente y Sandy me dijo que no había problema para comprarlo así, pero el maldito chango de la taquilla tenía algo en mi contra y me dijo que tenía que comprarlo por teléfono... ahora si el pánico se apoderó de cada célula de mi cuerpo, porque oficialmente mi Macario se había muerto.


Sandy, muy amablemente, movió todos sus contactos en la terminal y como pudo me consiguió mi boleto por ahí de las tres de la tarde y el camión salió hasta las 8:45; mientras tanto, me la pasé en la estación durante nueve horas después de que mis planes de vagar por el centro se vieron frustrados por mi irresponsabilidad financiera.


Sólo se me vino a la mente la canción de Death Cab for Cutie: Soul Meets Body... ¡buenísima!

Ya para concluir las desgracias de este viaje, mientras estaba sentada en el camión esperando a que arrancara, llegó Mike (no es racismo) un pinche negro apestosísimo y feísimo que se sentó a mi lado y no se quedó callado en todo el camino y que para acabarla de chingar, me estuvo tratando de ligar a pesar de que le dije como 20 mil veces que tengo novio y lo que más me enojó, es que cuando se enteró de que soy mexicana, hizo lo mismo que hacen todas los canadienses (y es algo que realmente me molesta): "come on! say something in spanish!"... ¡no somos pericos o juguetitos para que nos digan lo mismo siempre!... me limité a decirle: "no me estés chingando".
  • (*) Lea la entrada Pd. Tu cel ha muerto...

Un día con un toque de pesadilla

26.10.07

Jueves por la mañana. Todo empezó mal... con el recuento de los daños causados por cerrar la tienda y lavar todos (absolutamente todos) los utencilios de cocina: cortadas en mis diez dedos, dolor de espalda y brazos provocado por limpiar la parrilla, dolor de cadera por estar de pie tanto tiempo y cansancio.

Me baño, me visto, desayuno y todo parecía "normal", así que agarro mis triques y me dispongo a irme a trabajar a la chingadera de lugar llamado McDonald's. Salí de la casa con una ligera hoodie... sí, de esas que son mas delgadas que una rebanada de jamón de sandwich de cafetería escolar y de repente, ¡oh, sorpresa! semejante nubarrón estilo apocalipsis... pero ¡aaah, que pinche hueva regresar por algo más calientito!... creí que llovería como por ahí de las 7 de la noche.

¡Error! A medio camino empecé a sentir pequeños golpes en mi cabeza y hombros y pensé: ¡puta madre! ya me cayó el aguacero y yo con mi pendejada de hoodie. ¿Aguacero? ¡Ni madres! ¡Estaba nevando! El sol estaba cagándose de la risa al otro extremo del pueblo y de este lado nevando. Así que decidí apretar el paso para no llegar hecha una sopa, pero no contaba con mi astucia de llevar puestos los tenis más resbalosos que pude encontrar ¡oh Laura ilusa!

Era un frío de esos que hacen que se te escurran las ideas por la nariz y al momento que están asomándose a ver que tal vive el mundo y... ¡se congelan cual caricatura! Me metí a una tienda y aproveche para comprar agua y el pendejo dependiente no sabe usar la terminal para pasar mi tarjeta de débito y me hace sacar dinero y andar cargando morralla de aquí para allá y sonando como becerro.

Salgo y sigue nevando y yo sigo titiritando y con la pinche vocesita en mi cabeza jodiendo: "se te va a hacer tarde... ya tienes muchos retardos... por eso te suspenden"... ¡aaah, como jode mi conciencia!

Llego al trabajo y afortunadamente faltan 5 minutos para que entre. Me voy al baño a cambiarme (sí, no voy con el pinche uniforme feo por la calle... aun tengo dignidad) y ¡bienvenida a un nuevo día de trabajo Laura! El maldito bañó está descompuesto y como todos son unos huevones, no hay quien lo arregle. Y hasta pareció que ese día todos dijeron: "¡caguemos al unisono en el baño descompuesto, tronémonos unos pedo bestiales! ¡siiiiii!"... ni quiero decir más.

Corrí lo más rápido que pude para llegar al otro baño y alejarme de semejante pestilencia y no se como le hice pero estuve lista en un minuto. Ya había dejado de nevar.

Empecé mi rutina: acomoda la mesa, prepara hamburguesas, limpia la mesa, vuelve a hacer más hamburguesas, hazte güey por aquí, luego por allá y otra vez, no se si el pinche karma o el destino, me tienen otro lindo regalito. El Nuevo. Justamente ese día y a la misma hora que yo estaba en la mesa, deciden mandármelo para que le enseñe a hacer hamburguesas. ¡No me jodas! Mi paciencia tiene meses nadando en la freidora y ¡me mandas a un cabrón que es mas lento que una viejita con mal de Parkinson!

La vena de mi frente estaba a punto de saltar a romperle su madre, pero afortunadamente el alma caritativa de una manager me mandó a lavar trastes. ¡No mames! Aunque prefería eso que entrenar al nuevo, mis mil cortadas me ardieron como si me hubieran echado limón, por lo caliente que estaba el agua. Me puse unos guantes de latex.

Joaquín se va a su descanso, sale a fumar y se encuentra a Warren, quien le prometió unas chelas por su cumple (que fue hace un mes) y se van felizmente al bar. Se acaba el descanso y llega aquel con los ojos rojos cual semáforo. La dueña había amenazado en regresar en la noche y este pendejo con la fiesta encima. Awesome dude! ¿Cuando develamos tu estatua al más pendejo de Drumheller? ¡aaah! que mala amiga soy por preocuparme por ti ¿no?

Después de mentarnos la madre mutuamente, el silencio reina en la cocina. Salgo a dejar unas cajas y bueno, ¿así o mas ciega? Pinche pared de 2 metros de altura en frente de mi y ahí voy a estampar la mano. ¡Bravo! Ahora traigo el dedo chiquito tan inflamado que parece que tengo dos pulgares y ni siquiera puedo cerrar el puño. ¡Este año acabo sin mano derecha!

Llega Germán y me entrega el boleto de camión a Calgary: Sábado a las 4:55 de la mañana... ¿es manda o que? Se le agradece el detalle, se va y pongo mi boleto en mi locker para seguir haciendome güey, cante y cante con mi iPod incrustado en mis oídos mientras estoy talle y talle.

Danielle llega y nos ponemos a comer chocolate para McFlurry y decidimos tomar prestada una bolsa, así que la acomodamos en mi mochila.

Llega la pinche gorda dueña del restaurante de comida rápida y nomás empieza a chingar con que "límpiale aquí, recoge esa minúscula partícula de polvo que solo ves con el microscopio, tállale con ganas a la parrilla... ". En esos momentos me dan ganas de meterle la cabeza a la freidora para que juegue un rato con mi paciencia que se sigue remojando en la grasa que solo cambian una vez cada dos semanas.

Afortunadamente, se va a chingar a su madre y nos quedamos echando el cigarro mientras nos congelamos. ¡Su puta madre! ¡Ya son las 12 y no hemos acabado! Ni pedo... en chinga limpiamos por encimita y nos vamos corriendo. ¡A huevo! Ya tenemos chocolatito gratuito, acabamos rápido, todo esta en orden... ¿y mi boleto? ¡Pero que pendeja! De las pinches prisas por largarnos quien sabe donde chingados quedo.

Mañana tendré que comprar otro en mi descanso.

Llegando a la casa... nuestra diva Joaquín ya está como si nada hubiese pasado y yo con el chingado dolor de cabeza, de mano, de brazos, de estómago por el pinche coraje que me hizo pasar y ¡mordiéndome hasta los dedos por el pinche gastadero de dinero que voy a tener que hacer por andar en la pendeja! y el señor haciendose el gracioso. ¡No, no eres foquin ósom dud! ¡Eres foquin ritarded!

¡Ya vámonos de este lugar! ¡Me está volviendo loca! ¡Es el karma! ¡El maldito karma!

Mi Ranking Top top top

22.10.07

Esta vez todo será diferente puesto que he decidido hacer un Ranking Top top top dedicado a las canciones que más se han quedado en mi cabeza y que mi iTunes marca como las más escuchadas, con el "plus" de que esta ocasión serán 5 lindas melodías, así pues, empieza está nueva entrada en mi blog:

En la posición, tenemos nada más y nada menos que a los oriundos de Guadalajara: Porter con su canción Xoloitzcuintle Chicloso y su música y líricas tan pegajosas como el perro del título. Aquí el video:







El número 4 lo ocupa una canadiense de voz excepcional y melodiosa que desde que llegue a este frío país, no puedo dejar de escuchar su segundo disco: The Reminder. Este video sencillamente es brutal, buena coreografía (muy natural) y hace que me den ganas de bailar. Ella es Feist y la canción 1234:







En el lugar tenemos a The Fratellis, originarios de Glasgow y con ritmos bastante "indies" y letras interesantes. La canción que no puedo dejar de tararear y silbar se llama Whistle for the choir y es totalmente recomendable para aquellos que están enamorados de alguna loca. ¡Todos juntos silbemos el coro!:







El número 2 está destinado para una de las canciones más pegajosas de uno de los grupos con canciones pegajosas: Junior Senior con Move your feet. El video es simple, lleno de pixeles, y con ciertos rasgos sexuales casi invisibles, pero eso no demerita que al escucharla, sientas un deseo irreversible de mover los pies al ritmo de la música:







Y finalmente, el puesto número 1 está una canción que es realmente cursi, pero el vocalista le echa tanto "feeling" que hace que se me erice la piel y me den ganas de cantarla a todo pulmón a sabiendas de que medio vecindario me va a venir a callar. Head Automatica es el quinteto neoyorkino responsable de Beating Heart Baby y de mis desenfrenadas ganas de robar un auto y lanzarme a Calgary a dar serenata:







Sí, se que algunas canciones son muy "cheesy", pero ¿¡que demonios?! No puedo sacarlas de mi cabeza y no me queda mas que agradecerle a Michael por traumarme con Junior Senior, a Alex por clavar en mi cabeza a Head Automatica y a Paluzza por pegarme Xoloitzcuintle Chicloso. Y solo espero que aquellos que me conocen en persona y que saben que me la paso pegada a mi iPod cantando y bailando, no me juzguen por no poder evitarlo nuevamente.