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De intolerancia, emos y otras cosillas...



Como ya es sabido, apenas hace dos semanas regresé de mi viaje espiritual y laboral por las frías tierras canadienses y aún recuerdo a todas aquellas personas que siguen abriendose camino a través de la nieve que ha cubierto las calles que alguna vez recorrí congelándome y envuelta en capas de ropa tan gruesas que ni una bala pasaría.


Regresar a la ciudad más grande del país ha sido un proceso de reeducación y readaptación a la gente que te aplasta en el metro, la gente que se trepa hasta en las ventanas de los micros, a la gente que no respeta tu espacio vital, a la gente que se mete en las filas, a la gente que aromatiza el vagón del metro con sus perfumes concentrados de más de una semana, al tráfico, al estrés, al smog, al calor, a la histeria colectiva, a la gente que te grita en la calle...


También han sido semanas de reencuentros, algunos más gratos que otros porque el pasado nunca olvida y te persigue hasta darte de dos sopas: regresa a ayudarte a encontrar la paz interna o vuelve a tu camino para cobrarte facturas pendientes (llámese "karma"), pero a mi retornó para ayudarme a encontrar la paz aunque muy estúpidamente dejé pasar esa oportunidad y sólo me quedé con mi coraje y mi trauma "post-encuentro"... sí, ese que después del acontecimiento, reaccionas y te llegan todas las ideas de lo que pudiste haber dicho si tu agilidad mental no te hubiera traicionado en un momento tan crucial para tu tranquilidad.


Sin embargo, estas semanas de reubicación han cambiado ciertos puntos de vista que alguna vez defendía en pro de la convivencia pacífica de todos los seres humanos que habitamos en este planeta llamado Tierra y he llegado a aceptar una verdad tan universal como la Ley de Gravedad: Los 'emos' por moda no caben en este mundo o por lo menos, no pueden estar cerca de mi por más de cinco segundos.


Se que he traicionado mis principios anti-intolerancia, pero esta ocasión esos alienígenas con pantalones embarraditos y ojos tan delineados han 'mordido la mano que los alimenta', o en este caso la que los 'defendía' de las acusaciones mordaces de las que son víctimas por parte de la sociedad rocker y que yo sintiendome la Madre Teresa de Calcuta, los protegía para promover la tolerancia a ideas agenas.


El martes en la tarde, iba caminando muy alegremente por una banqueta más de esta urbe y me tope con una manada de cuatro 'emos' que jugaban a las 'luchitas' (ya traían los leggings de luchador, solo les faltaba las mascaras) así que decidí bajarme la banqueta y rodearlos para que no me tocara algun fregadazo de los que estaban soltandose a diestra y siniestra.


Al haber pasado el lugar donde, más que estar peleando parecía que se estaban fajando, una voz más femenina que la mía solto un grito: 'esas jetas aquí no, culera' 'te vamos a partir la madre' y más estupideces a las que hice caso omiso porque no soy de hacer escenas en la calle y menos sobre un eje vial, pero estas patéticas figuritas de retrete hicieron que un odio empezara a hervir desde lo más profundo de mis entrañas y que explotara en lo que estoy escribiendo en este momento.


Tengo un par de amigos que siguen la ideológia de intensificar emociones, pero no llegan al grado de vestirse a la última tendencia de pintarse los pantalones cual 'body painting' y sentirse tan paranoicos como para pensar que todos estamos en contra de ellos, empero esas personas que simplemente siguen una moda por verse 'guay' no merecen ni un poquito del respeto que les podría tocar de mi parte por el hecho de ser 'hommo sapiens' (aunque de 'sapiens' no les encuentro ni el mínimo rastro evolutivo).


Dice un viejo dicho que 'los viajes ilustran' y a mi me regresó con una mentalidad de aceptación al prójimo más arraigada de la que ya tenía, pero simplemente en casos donde uno hasta se hace a un lado para que sigan jugando y todavía te gritan que te van a golpear hasta que las estrellitas de sus hoodies las veas por todos lados... la tolerancia y el respeto se pierden.


Así que lamento mucho haber creido en este intento de personas y haber pensado que todos somos iguales... pero como diría mi queridísima Abuela (q.e.p.d.): 'Hasta entre perros hay razas' y en mi sabia opinión, los 'emo' son inferiores que los 'cumbiancheros', están al nivel de los 'reggaetoneros' y siempre aspirarán a estar a la altura de los 'Dioses Rockeros'.


Hazle un favor al mundo y mata un 'emo'.

Comentarios

Checoche dijo…
Emo es por Hemorroides? por que no se me ocurre otra razon...tan lejos de una cura y tan cerca del culo
Maya Mexica!!! dijo…
Finalmente has dado el primer paso hacia una vida m+as plena y alocada... golpear emmos es un deporte extremo y te hara una mejor persona... y me caeras todavia nejor jajajaja
Anónimo dijo…
Desde el punto que un emmo -o como se escriba-, es un ente que dice pensar día y noche en el suicido, sin que hasta la fecha alguien conozca un solo emmo que haya llevado a felíz término su máxima hambición (son re-putos), siéntete felíz de escuchar a un emmo hablar, al menos yo jamás voz de un emmo he oido.
Que divertido que te quieran partir tu madre, el emmo se queda en deseo, es un ser emocional y que te quieran golpear habla muy bien de ellos, ya pasaron a la era del hommo-herectus.
Dejad al emmo en paz, son rebeldes, aunque sea de su embarrada ropa para afuera.

Saludos Lau.
Anónimo dijo…
la verdad, yo creo en la igualdad de las personas, por eso puedo decir con total autoridad que los emo son inferiores porque no son personas, son una bola de imbeciles...aparte de lo mariquitas (con todo respeto a los gays)son una bola de inutiles...larga vida al rock!

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