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Mostrando las entradas de junio, 2009

En el nombre de la cortecelestial, necesito un buen nombre

Sucede que desde que tengo memoria y vivimos [o sea, toda la familia y yo] en esta casa en medio de Azcapotzalco, en vez de encontrarnos rodeados de harta hormiga cual debería ser según el significado del nombre de la delegación, hemos encontrado más alacranes [sí, alacranes] que formicidaes. El jueves 18 de junio, declaré oficialemente inauguradas mis vacaciones de verano-lluvioso-en-la-ciudad, pero como yo soy o muy pendeja o muy responsable, decidí empezar a trabajar en la empresa familiar, por lo tanto, tengo que levantarme temprano contrario a mi costumbre vacacional de abrir los ojos a las 2 p.m. Alguno de los días de la semana pasada, desperté, me bañé y bajé a desayunar y hasta se me espantó el sueño al ver sobre el desayunador un frasquito con un alacrán y lo aparté teniendo de testigo a mi madre, porque los anteriores que hemos encontrado se los ha quedado mi hermana antes de que yo pueda reclamar sus vidas y salvarlos de la tortuosa agonía a la que los sometió al ahogarlos e...

¡Me jalo los pelos de la axila izquierda! [ok, no tengo, pero dejaré que crezcan y los jalaré]

Si existiera el premio a "Las miedosas del año" y una categoría especial a "Las que no le hablan al cabrón que les gusta" a huevo que yo les diría a las demás nominadas el clasiquísimo: "¡Quítate qui'ahi te voy!". Resulta que a principios de semestre, en Epstemología de la Comunicación II [no pregunten qué significa ese nombre tan rimbombante -escalofríos- para una materia] todo parecía aburrido y sin chiste, o sea, pan con lo mismo: que si Bertalanffy, que si la Teoría Crítica, que si el Chiquibeibi se puso punk porque este semestre no hay Chiquifest [si alguien no sabe a que me refiero, píquele aquí ] y que si la verga del muerto. Pero ¡tooooooooooma! a las dos semanas de haber empezado, entró un tipo al que decidimos llamar "Frank Sinatra" o "La Voz" [saquen sus conclusiones]. Cada que al asunto en cuestión se le ocurría participar en clase, hasta dejaba de echar el chisme para escuchar lo que decía porque ¡aaaah, qué voz!, así d...